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Channel: Palaeos, la historia de la Vida en la Tierra
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Paleoarte de la conservación

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Cuando uno dice "paleoarte", generalmente vienen a la cabeza imágenes de ilustraciones, pinturas y otras representaciones pictóricas de criaturas extintas.

Sin embargo, el término "paleoarte" solía ser más que un frío monopolio de animalitos "posando". El paleoarte fue un término concebido dentro del mundo artístico. La definición fue creada por William John Thomas Mitchell en 1998 y reza: "arte que comprende el presente y el futuro de las sociedades industriales avanzadas, y les otorga un nuevo marco al colocarlos en la perspectiva de la paleontología y la geología".

Y esta pieza de John T. Morano es realmente eso: paleoarte.

Morano describe su obra bajo la premisa de imaginar cómo sería tener dinosaurios (no avianos) vivos hoy en día. Y a diferencia de muchos soñadores, Morano nos presenta una cruda, pero muy cierta realidad.

Morano imagina un Triceratops recién cazado por furtivos. Le han mutilado para vender sus "partes" en el mercado negro.
Los cuernos son "medicina" que se vende en cientos de dólares para hacer crecer el pene, sobra decir que no funciona.
El pico se usa para crear una "poción" que te "hace más inteligente".

Pero los furtivos no terminaron el trabajo. Como se puede ver, aún quedan espinas, por lo que se piensa que el cadáver de este animal fue abandonado a prisa. Quizá porque las autoridades se aproximaban.

Pueden notar que faltan las patas. No se preocupen. Éstas servirán de taburetes para los ricos.

En esta historia ficticia, este Triceratops era bien conocido por la gente local. Era una hembra joven sana y que según el reporte de la necropsia, estaba a unos días de poner sus huevos.

Quizá la pieza de Morano no satisfaga a los críticos más refinados de arte. Quizá sea un poco "posmo" (por aquello de que el discurso se impone ante la ejecución y la técnica). Pero si recordamos la definición de paleoarte dentro de la teoría de la cultura, esta obra cumple cabalmente.

Es tiempo (nuevamente) de reflexionar sobre nuestros hábitos y de cómo estos afectan la vida del planeta. Sobre nuestro mitos y realidades. Pues recordemos, somos actores clave en esta historia, la historia de la vida en la tierra.


El origen de las arañas

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Las arañas son uno de los grupos más conocidos de invertebrados. Actualmente gozan de una alta diversidad, pues se han descrito más de 45,700 especies. Con todo, no son el único grupo de arácnidos, pues según sus estudiosos, la clase Arachnida (a-rác-ni-da) contiene al menos 10 órdenes de los que, Aranae (las arañas verdaderas) son sólo un "pequeño" grupo. Todas ellas comparten la misma anatomía básica: un cefalotórax que contiene la cabeza y esas ocho patas bien reconocibles, seguida de un abdomen que alberga, entre otras cosas, los pulmones de la araña.

Anatomía interna de una araña. Trabajo modificado de Xvazquez.

Con todo y que las arañas son protagonistas de pesadillas, pocos fósiles se conocen de ellas. Principalmente porque, son de cuerpo blando y ese tipo de anatomía, rara vez fosiliza. Por ello, los científicos poco sabían de su origen (aunque ideas no faltaban). Aunque algo era seguro: aparecieron en algún punto del Carbonífero. Sólo que menos especializadas y definitivamente no eran gigantes como las mostraron en el documental de la BBC: "Paseando con monstruos", ya que ese bicho (el del documental) en realidad nunca fue una araña, sino un pedazo mal interpretado de "escorpión" marino.

La mítica araña "mesotelae" era en realidad el fósil mal interpretado de Megarachne, un escorpión marino. Imagen promocional, propiedad de la BBC.

El año pasado se describió un "eslabón perdido" de la historia evolutiva de las arañas. El fósil fue nombrado como: Idmonarachne brasieri y data del Carbonífero superior, de entre hace 299 y 305 millones de años de antigüedad. Y aunque no es una araña en el sentido estricto del nombre, se le acerca (y mucho). Lo maravilloso de este hallazgo es que el fósil está preservado en 3D, lo que permite estudiar mejor su anatomía. Gracias a este hecho, los científicos pudieron estudiar a detalle la araña y al llevar a cabo un análisis filogenético, resultó ser una "protoaraña", es decir, Idmonarachne representa al grupo más basal de arañas troncales conocidas a la fecha. Tras su estudio sabemos que las "protoarañas" ya tenían la forma clásica de una araña y la misma capacidad de inocular veneno a sus presas. Desafortunadamente la punta de la cola no se preservó y no se puede asegurar que este pequeñín haya producido la tan característica seda que fabrican las arañas. Sin embargo, los científicos apuestan a que es probable que sí haya producido dicha substancia.

Reconstrucciones en tomógrafo de Idmonarachne brasieri. Tomado de Garwood et al. 2016.

Gracias a hallazgos como estos podemos saber un poco más del origen de las arañas, que no fue gigante, sino modesto (de aproximadamente 1 cm de largo) y hace unos 300 millones de años, en lo que hoy es Europa. Sin duda que hallazgos como estos son recibidos con los (ocho) brazos abiertos.

Reconstrucción artística de Idmonarachne brasieri. Tomado de Garwood et al. 2016.


Fuente (artículo completo en el link):
Garwood, R. J., Dunlop, J. A., Selden, P. A., Spencer, A. R., Atwood, R. C., Vo, N. T., & Drakopoulos, M. (2016, March). Almost a spider: a 305-million-year-old fossil arachnid and spider origins. In Proc. R. Soc. B (Vol. 283, No. 1827, p. 20160125). The Royal Society.

Homo.. ¿qué? Y el cuello de las serpientes.

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Homología.

Esa palabra es usada muchas veces en ciencias biológicas y principalmente en biología evolutiva y paleontología, donde significa algo simple, pero muy confundido. Se trata de caracteres (que por lo general son estructuras anatómicas) que tienen un mismo origen evolutivo, pero acaban desempeñando funciones distintas. Los santos corolarios que son los libros de texto nos ponen casi siempre ejemplos muy similares a este:

Miembros delanteros de diferentes tetrápodos. Los colores representan: café claro, el húmero; beige, el radio; rojo, la ulna (en humanos es llamada cúbito); amarillo, carpos; café obscuro, metacarpales y falanges. Imagen de Volkov Vladislav Petrovich.

Y bueno, el código de color simboliza que son el mismo hueso, pero que al modificarse en conjunto, el miembro delantero de los vertebrados puede generar por ejemplo: las manos que escriben este post, patas para correr, alas para volar y aletas para maniobrar. Y este breve post surgió por esta caricatura:

Caricatura de Mr. Lovenstein. Original aquí.

Estas pobres serpientes llegan incluso a un problema existencial, que intentan solucionar con alcohol. ¿Dónde carajo empieza el cuello de las serpientes? Seguramente muchos de ustedes se han de haber planteado esa duda en algún momento de sus vidas. Las serpientes ¿tiene cuello? ¿qué tal tórax? ¿hasta dónde son cola? ¿qué parte es la espalda? Les dejaré un esquema típico de una serpiente:

En esta epítome del esquema vemos... No vemos un demonio. Y es que, los esquemas de las serpientes, damas y caballeros, están censurados... Todos los dibujitos feos de serpientes carecen de algo importante: la cloaca.

La cloaca señores, es... Bueno, es una cavidad donde desemboca el drenaje y donde también está situado un parque de diversiones. Así es, esa cavidad sirve para orinar, defecar y de paso, poner los huevos, copular (si es el caso) y a veces, sirve de almacén de esperma. Una monada del "diseño". El punto es que, podemos saber dónde empieza la cola de una serpiente al mirar morbosamente cuidadosamente sus partecillas; pues la cloaca suele indicar el fin del torso y el inicio de la cola.

Esquema burdo (sacado de WikiHow) de dónde está ubicada la cloaca en una serpiente.

Y créalo o no, estimado lector, hay variación en el tamaño de la cola de las serpientes. Sí, no toda la pobre es cola; la serpiente sin corbata de la caricatura estaba errada. Veamos algo de variación en la longitud de cola de las serpientes.

Una Heterodon kennerlyi, serpiente del grupo de las colúbridas. En este grupo y en las elápidas, la cola es larga. En esta caso, inicia en la parte negra que se alcanza a ver en la parte ventral de la serpiente.

En cambio, los vipéridos y serpientes como boas y pitones (como la de la foto), tienen colas muy cortas. Foto de pitón bola, © 2006, Vida Preciosa International, Inc.

Pero, no podemos depender enteramente en la ubicación de la cloaca. Pues, aunque nos dice dónde inicia la cola, no nos indica dónde termina el cuello y dónde inicia el tórax. Para saber eso debemos mirar un poco el esqueleto. Resulta que aunque las serpientes de hoy parezcan sólo tubos homogéneos, sus ancestros tuvieron cuello y tórax. Y la osteología "recuerda" esos tiempos, pues mirándola podemos identificar estas zonas.

Las serpientes tienen regiones vertebrales. La región cervical, troncal, cloacal y caudal. Las vértebras cervicales tienen procesos parapofisearios (a) e hipapófisis; las vértebras troncales carecen de esto y poseen una quilla hemal (c); las cloacales tienen linfapófisis (d) y las vértebras caudales tienen pleurapófisis (f) [tanto cloacales como caudales tienen hemapófisis]. Figura modificada de Holman (2000).

Así es que la homología no sólo es una herramienta útil para identificar regiones aparentemente irreconocibles en un organismo. También es testigo de los procesos evolutivos, pues de otra forma ¿para qué tendría una serpiente un cuello ahí debajo? Y tú ¿sabías cómo identificar el cuello de una serpiente? Espero que ahora sepas hacerlo o al menos, sepas que sí tienen uno.

Si el post fue de tu agrado, no dudes en compartirlo. Me ayudas así a generar más contenidos, cada vez mejores.


Fuente:

Holman, J. A. (2000). Fossil snakes of North America: origin, evolution, distribution, paleoecology. Indiana University Press.

Cómo leer un cladograma

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ADVERTENCIA

Antes de iniciar debo aclarar algo de vital importancia: los cladogramas NO deben ser tratados como "verdades", pues TODOS reflejan únicamente hipótesis de relaciones evolutivas. No existe tal cosa como EL cladograma verdadero. Hay hipótesis mejores que otras claro, y por "mejor" me refiero a bien construidas (con medidas de soporte altas) y con buena cantidad de evidencia (refiriéndome como las "peores" hipótesis a las hechas únicamente con un tipo limitado de carácter).

Desde hace tiempo, he visto que tanto aficionados a la biología como a la paleontología y entre los estudiantes de dichas ciencias hay muchos malentendidos en lo que respecta a los cladogramas.

Duda número 1: ¿qué es un cladograma?

Antes que todo, ¿qué es eso? Bueno, un cladograma (como fue definido por Joseph H. Camin y Robert R. Sokal en 1965) es un dendrograma* que refleja las relaciones de parentesco entre los taxones terminales. Es decir, es un gráfico en forma ramificada que muestra las relaciones evolutivas que hay entre las puntas de las ramas. En esas puntas se colocan aquellas entidades de las que nos interese conocer sus relaciones evolutivas. Ellas pueden ser individuos, poblaciones, especies, géneros, etc. De ahí que a estas entidades se les conozca como OTUs (unidades taxonómicas operativas) y que este término, planteado por Sokal y Sneath en 1963 sea tan vago que pueda incluir cualquiera de las entidades antes mencionadas.

*Nota: un cladograma se genera de forma distinta de un dendrograma, el primero usa métodos cladistas, el segundo, estadísticos.

En las ramas terminales de los cladogramas encontramos OTUs. La proximidad de las ramas nos indica la cercanía de parentesco. Por ejemplo el OTU z y el OTU y son parientes cercanos, mientras que el OTU z y el OTU v son parientes bastante distantes.

¿Notaron el cambio de formato entre cladogramas? El de la primer figura es inclinado y el segundo es vertical. ¿influye en algo esto? La respuesta es: NO. La forma del cladograma no influye en su lectura, salvo si el grupo externo está colocado de forma diferente; aunque aquí, no es el caso. Veamos algunos tipos.

Estos cladogramas dicen exactamente lo mismo, así como los iPhones, que aunque se vean diferentes, son siempre lo mismo. La forma del cladograma no afecta su lectura. Algunos tipos son preferibles cuando el conjunto de datos es muy grande o para mapear caracteres. Lo demás, es mero estilo.

Hablemos de lectura de parentesco, pues muchos la entienden algo mal. Vean la imagen anterior. Muchos pensarán que"x" (omitamos lo de OTU, pues ya debe quedar claro) es más cercano a "y" por su proximidad espacial en el gráfico, pero esto es un error. En realidad "w" y "x" son igual de cercanos tanto a "y" como a "z". Y es que el truco es ver los nodos, no la cercanía de los nombres en el gráfico. Tratemos con una analogía: "w" eres tú (Waldo), "x" es tu hermano (Xavier), "y" es tu primo (Yair) y "z" es el hermano de tu primo (Zacarías), por ende también tu primo. Cuando hablamos de parentesco, tú mi estimado Waldo (por cierto, te andan buscando) no eres más cercano que Xavier a Yair, tampoco Xavier es más cercano que tú a Yair o a Zacarías, tanto tú como Xavier, están en igualdad de proximidad de parentesco tanto a Yair como a Zacarías.

Todos estos cladogramas son distintos, pero no. Aunque tienen el orden de las letras diferentes, en realidad, el orden de lectura es el mismo, por lo que a la hora de interpretar, dicen lo mismo.

Revisemos la hermandad de los OTUs. En el ejemplo que hemos visto, W es hermano de X tanto como Z de Y. A su vez, X+W es el grupo hermano de Z+Y. Finalmente, (X+W)+(Z+Y) es hermano de V. De forma tal que podemos representar nuestro cladograma con notación: V+((X+W)+(Z+Y)). Esta ya no se usa, pero si alguna vez se la topan, ahora saben qué significa.

Grupos hermanos. La hermandad de W y X está representada por el cuadro rojo, la de Y y Z por el azul, la de el grupo W+X y Y+Z por el cuadro morado y la del grupo ((W+X)+(Y+Z)) con V con el cuadro verde.

Estos grupos hermanos comparten algo. Ese algo es el ancestro común de cada clado. ¡Hey! ¿Qué es un clado? No se asuste lector. Un clado es un grupo formado por los descendientes del mismo ancestro común inmediato (es decir, monofilético, como señaló Dupuis en 1984 y como fue la intención de Huxley cuando acuñó el término). Estos por lo regular contienen dos OTUs, pero a veces, pueden incluir más.

En rojo, un clado. En verde, un grupo más artificial que el colorante "E123 Amaranto" en una soda...

Cuando del mismo ancestro surgen varias ramas, se denomina politomía. Las politomías generalmente reflejan hipótesis no resultas (i.e. no queda claro quién es más cercano a quién en el grupo) y las conocemos con el nombre no técnico de "peines".

En rojo, una espantosa x politomía entre los OTUs X, Y y Z. Dicha politomía refleja que tanto X como Y y Z comparten un único ancestro común, pero las relaciones internas de ese grupo están sin resolver (es decir, no sabemos si X y Y o X y Z están más emparentados). Para resolver estas politomías se recomienda incluir más información al análisis (más datos morfológicos o moleculares suelen resolver esos "peines").

Mencioné ancestros cuando definí lo que era un clado, pero espera un momento... ¿Dónde están los ancestros en el cladograma? Este es otro punto importante, pues casi siempre se malinterpreta lo que es un ancestro. Primero que nada, debo aclarar algo de suma importancia: en todo cladograma los ancestros son hipotéticos y están situados en los nodos de los grupos. Esta es quizá la "debilidad" más grande de la sistemática cladista: es casi completamente ciega a los ancestros. Bien podríamos tener al ancestro haciendo un clado con su descendiente y no podríamos darnos cuenta sólo con mirar la topología (orden de ramas) del cladograma. Podríamos inferir que estos grupos (ancestro y descendiente) parten de un ancestro común que como dije, es hipotético (i.e. no lo conocemos) y esto suele pasar a menudo (véase por ejemplo el caso del bisonte moderno Bison bison, como descendiente directo de Bison antiquus "occidentalis" en el trabajo de Wilson y colaboradores del 2008; donde estos grupos aparecen como clados hermanos).

Ancestros en los cladogramas, sí, son esos puntos de colores y si los retiramos, los ancestros quedan en cada nodo y siempre son hipotéticos. El punto rojo representa el ancestro común de W y X, el punto azul el de Y y Z, el verde el ancestro común de W, X, Y y Z; finalmente, el punto Barney morado representa el ancestro de todos los OTUs en el cladograma.

Algo importante a destacar es la relación de la distancia entre clados. OJO, no entre los OTU's, que sabemos que su posición en un clado puede cambiar sin afectar la lectura del cladograma, ni su significado. Pues, los cladogramas tienen dos ejes. En el eje X tenemos la disparidad de caracteres. Es decir, entre más lejanos sean los clados en el eje X, más dispares son sus caracteres (derivados de novedades evolutivas claro). En muchos lados a esto lo llaman divergencia morfológica, pero no todos los cladogramas se construyen a partir de esa información y hoy, muchos están hechos con datos moleculares (predominantemente de secuencias de ADN); por lo que decir "disparidad morfológica" no tiene mucho sentido. En cambio, en el eje Y tenemos la divergencia en el tiempo. La región de la raíz representa el tiempo pasado y los ápices de las ramas, donde tenemos situados a los OTUs, representa el presente de dichos OTUs. Es decir, si nuestros OTUs son especies modernas, el ápice de las ramas representa el tiempo presente. Pero ¿qué pasa cuando no es así?

En este ejemplo, V es muy diferente del resto, pero es más similar a W que a X, Y o Z. A su vez, W es semejante a X, Y y Z pero por su ubicación, es igual de semejante a esta tercia que a V. Por otro lado, el ancestro de X, Y, Z (en rojo) es más cercano al tiempo presente que el ancestro de W, X, Y, Z (en verde) y éste es más cercano al tiempo presente que el ancestro de todos los OTUs (en morado). Dicho de otra forma: el ancestro morado es más viejo que el ancestro verde y éste es más viejo que el ancestro rojo.

Cuando nuestros OTUs no son todos modernos o bien, no son contemporáneos entre ellos, el cladograma adquiere suma importancia en su eje de disparidad temporal, pues usándolo de maneras especiales, podemos calibrar cladogramas. Veamos.

Cladograma calibrado con el tiempo. Para una mejor descripción, véase el párrafo siguiente. Nota: no todos los cladogramas horizontales están calibrados. Si no tiene línea temporal, no está calibrado. Un cladograma calibrado puede tomar cualquier forma. Además, la longitud de las ramas, no siempre indica temporalidad. A veces, la longitud de las ramas indica acumulación de cambios (i.e. ramas largas: muchos cambios, ramas cortas: pocos cambios).

Primero que nada, este cladograma está "acostado", pero como vimos anteriormente, esto no afecta la lectura del mismo. De hecho, es como casi todos los cladogramas que he presentado hasta ahora, incluso los ancestros hipotéticos que vimos están con los mismos colores y en las mismas posiciones. Aquí, la raíz va hacia la izquierda y el presente está representado por una linea punteada roja. Las otras lineas punteadas representan la separación entre los lapsos temporales. Como vemos, de un ancestro común desprende todo el grupo. Este ancestro común es el morado que vivió durante el lapso 1. Durante el lapso 2 temprano tenemos la aparición en el registro fósil hipotético de V (representado por líneas más gruesas) y del ancestro de los clados W+X y Y+Z, en verde. Durante el lapso 2 medio tendremos al ancestro de Y y Z (en azul). Posteriormente, durante el lapso 2 tardío aparecerá Y y justo después el ancestro de W y X. Durante el lapso 3 medio veremos la aparición de Z, que persistirá hasta el presente. Para el lapso 4 temprano veremos la aparición de X. Finalmente, para el lapso 4 tardío veremos la aparición en el registro de W. Dado esto, sólo W y Z son OTUs que aparecen en el presente, siendo Z un OTU pancrónico (que ha vivido mucho tiempo sin cambios notables desde nuestra perspectiva).

A veces, para ilustrar mejor los pasos evolutivos vistos en un cladograma, se coloca en las ramas algo llamado estado de carácter. A esta acción se le denomina mapeo de caracteres y lo que hace es que coloca en el cladograma las características que hacen únicos sus clados (eso sí, este proceso no se hace así como así, sino que involucra toda una metodología aparte y el cladograma no queda a gusto del cliente, sino de la evidencia). Esto es especialmente útil cuando se quiere representar de forma gráfica la aparición de nuevas adaptaciones.

Caracteres inventados, dispuestos de forma lógica en un cladograma.

Y finalmente (al menos por ahora), hay que hablar de una parte de los cladogramas verdaderos que siempre está ahí, pero que de buenas a primeras nos puede sonar discordante: el grupo externo. Éste se elige bajo muchos supuestos, pero uno de los más importantes es que sea un pariente del grupo que queramos analizar, pero que no forme parte de él. Algo así como un pariente cercano, pero no tan cercano. El grupo externo le da polaridad a los datos y hace que la filogenia tenga sentido (de menos a más derivados). De otra forma obtendríamos arreglos con poco o nulo sentido. De ahí que en algunas filogenias que veas sobre digamos: félidos, usen una hiena como grupo externo. La hiena no es un félido, pero es pariente cercano y ayuda a dar sentido a los caracteres.

El grupo externo (en rojo) es usado para dar polaridad a la filogenia: para saber qué es más derivado y qué es una novedad evolutiva dentro del grupo.



Y bien, con esto llegamos al final de este post. En alguno otro hablaré sobre "filias": monofilético, polifilético, parafilético, etc. De momento es todo, con esta simple guía entenderás un poco el interesante mundo de los cladogramas. Si el tema te gustó o crees que es útil, ayúdame compartiendo. Gracias por tu tiempo y que tengas un excelente día.


Referencias:



Quiero agradecer especialmente a la Dra. Deneb García Ávila, quien tuvo la amabilidad de revisar este documento para que no se me fueran incoherencias y mentiras. Eso sí, las opiniones aquí vertidas son responsabilidad de quien suscribe.


Dando color a una serpiente fósil

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En mis tiempos (inserte voz de anciano), nos decían que sólo podríamos saber el color de los bichos prehistóricos de dos formas: viajando en el tiempo para ver uno o usando la imaginación. Ambas tareas fútiles para la ciencia.


Sin embargo, algunos científicos no cejaron y consiguieron lo que los maestros de antaño consideraban imposible: devolver el color real a las criaturas extintas. Pero ¿cómo? El principio básico es sencillo, conseguirlo no tanto. Resulta que muchas coloraciones de los animales son conseguidas gracias a pigmentos orgánicos que producen las células de ciertas partes de la piel y que pueden permear escamas, plumas y pelos. Estos colores son almacenados en corpúsculos celulares de distintos tipos (cromatóforos, xantóforos, melanóforos) o bien, son producto de la refracción de la luz como en el caso de los iridióforos.

Danza de cromatóforos de cefalópodo con música clásica.

Gracias al estudio de estos cuerpos, conocemos el color de algunos reptiles marinos (clic para ver un post en este blog al respecto) y de dinosaurios emplumados(clic aquí para ver una entrada completa dedicada a la coloración en plumas fósiles) y no emplumados (clic para ver post sobre color en piel de dinosaurio). Pero esta es la primera vez que se examina la coloración en una piel de serpiente fósil. Y no sólo eso, sino que es la primera vez que se encuentran tres tipos de coloración juntos, a saber: la pigmentaria (dada por melanóforos), la iridiscente (dada por iridióforos) y la dada por carotenoides (xantóforos).

Resumen visual del estudio que inspiró este post. Traducido de McNamara et al. (2016).

El estudio se enfocó en el espécimen MNCN 66503, un fósil de piel de serpiente del Lagerstätte de Libros, ubicado en Teruel, España, que data del Mioceno, hace unos 10 millones de años. La piel no tiene identidad a nivel de especie pero es asignada a la familia Colubridae por la anatomía de sus escamas. Tras examinar la piel a detalle, se encontraron zonas que denotan coloraciones verdes, café, dorado, amarillo y negro. En conjunto, el patrón de color de la serpiente era: principalmente verde, con franjas café a negro en el dorso (flanqueadas en ocasiones por un color dorado) y un vientre principalmente amarillo pálido.

Reconstrucción del espécimen MNCN 66503 de Teruel, basado en la información de los fósiles. Reconstrucción de Jim Robbins. Tomado de de McNamara et al. (2016).

El patrón descubierto es similar al de algunas serpientes modernas, pero abona a nuestro conocimiento del mundo prehistórico y trae de nuevo los colores de antiguas criaturas ya desaparecidas.

Fuente:
McNamara, M. E., Orr, P. J., Kearns, S. L., Alcalá, L., Anadón, P., & Peñalver, E. (2016). Reconstructing carotenoid-based and structural coloration in fossil skin. Current Biology, 26(8), 1075-1082.

Mosasaurio polar

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Los mosasaurios (superfamilia Mosasauroidea) fueron un grupo de reptiles marinos que apareció y desapareció durante el Cretácico, su tiempo de vida fue corto, de "apenas" unos 26 millones de años. Eran animales marinos que se popularizaron entre los no aficionados a la paleontología por la cinta Jurassic World. La inmensa mayoría de ellos eran formas carnívoras que ostentaban los peldaños más altos de sus redes tróficas.

Tylosaurus pembinesis por Dmitry Bogdanov, uno de los mosasaurios mejor conocidos y entre los más grandes.

Desde hace tiempo se sabe que los mosasaurios son parte de un grupo de reptiles llamado Squamata, que incluye entre otros, a los gekos, iguanas, serpientes y lagartijas. Y recientemente se supo que eran parientes muy cercanos de las serpientes, formando con ellas un grupo hermano (clic para ver). Dadas sus relaciones de parentesco, no es de extrañar que se pensara que eran animales de sangre fría y por ende, que estuvieran limitados sólo a aguas tropicales cálidas. Sin embargo, el año pasado se descubrió evidencia que sugería una termorregulación similar a la de un ave (clic para ver). Pero, si eran de sangre caliente ¿por qué no habían mosasaurios lejos de las zonas tropicales? La respuesta es: por falta de estudios.

Filogenia de los Squamata basado en Reeder et al (2015).

Este año se describió una nueva especie de mosasaurio procedente de la Antártida, Kaikaifilu hervei. El nombre procede del idioma mapudungún y hace referencia a Kai-Kai filú, que en la mitología mapuche es un colosal reptil marino que controla el océano. El nuevo mosasaurio es un tilosaurino (subfamilia Tylosaurinae), cuyo holotipo (SGO.PV.6509) es un cráneo parcial que procede de la Formación  López de Bertodano, en la Isla Marambio (o Seymour), en la península antártica. Según los análisis filogenéticos, el mosasurio nuevo es pariente cercano de los géneros Taniwhasaurus y Tylosaurus

Holotipo de Kaikaifilu hervei. Tomado de Otero et al. (2017). Barra de escala a 10 cm.

El hecho de encontrar un mosasaurio tan al sur, implica que estos animales no estaban confinados a las aguas tropicales y cálidas, sino que también habitaron en zonas hoy inaccesibles a los reptiles. Esto apunta tentativamente a mecanismos de termorregulación hoy ausentes en sus parientes cercanos y alza la pregunta ¿tenían los mosasaurios sangre caliente?

Fuente:
Otero, R. A., Soto-Acuña, S., Rubilar-Rogers, D., & Gutstein, C. S. (2017). Kaikaifilu hervei gen. et sp. nov., a new large mosasaur (Squamata, Mosasauridae) from the upper Maastrichtian of Antarctica. Cretaceous Research, 70, 209-225.

Paleoficha: Eryops megacephalus

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Nombre común: No tiene, su nombre castellanizado sería "eriops" o "eriops cabezón".

Nombre científicoEryops megacephalus (e-ri-o-ps   me-ga-se-fa-lus).

Significado del nombre: El género deriva de ερυειν (eryein), "proyectado" y ωψ (ops) "ojos"**. El epíteto específico deriva de μέγας (mégas), "grande" y κέφᾰλος (kéfalos), "cabeza". Por lo que el nombre completo significa "cabezón de ojos saltones".

Descrito por: el paleontólogo estadounidense Edward Drinker Cope, en 1877*.

Grupo taxonómico: Temnospóndilos (Temnospondyli) de la familia Eryopidae (eriópide, familia erigida gracias a Eryops).

Reconstrucción de Eryops junto a su larva (en la laja a la izquierda), previamente conocida como "Pelosaurus". Esqueleto en el Museo de Historia Natural del Smithsonian. Fotografía de (CC) Daderot.

Rango temporal: entre 290.1 y 272.5 millones de años, del Pérmico temprano, al inicio del Pérmico medio.

Encontrado en: Estados Unidos de América, en los estados de Texas, Nuevo México y Oklahoma.

Conocido a partir de: numerosos esqueletos y restos aislados, incluyendo toda la serie de desarrollo ontogenético, desde las larvas a los adultos.

Reconstrucción en vida de Eryops megacephalus y su respectiva escala de tamaño. Obra de Joaquín Eng Ponce, en especial para este post.

Curiosidades: Aunque Eryops megacephalus es referido como un anfibio, esto tiene poco sentido. Si bien es cierto que podemos decir que "anfibio" es todo vertebrado en la transición entre "peces" y "reptiles", esto no nos dice casi nada, pues los anfibios modernos (lisanfibios) no son un buen referente a estos anfibios primitivos. Nuestros anfibios modernos son muy derivados y si bien, descienden de temnospóndilos como el buen eriops, no son tan similares. El equivalente de esta generalización es decir que todo saurópodo es un ave. Eryops megacephalus era un animal que pasaba por un estado de larva (llamado a veces pelosaurus) y del que se conoce toda la secuencia ontogenética, desde las larvas pequeñas a las larvas a punto de hacer metamorfosis. En casi todos los medios, eriops es reconstruido como un gran sapo de piel lisa. Sin embargo, se conocen impresiones de piel de este animal y estos fósiles muestran una piel rugosa con "escamas". Esta es una de las pocas reconstrucciones (si no es que la única) de Eryops que toma en cuenta esta evidencia fósil. No está claro si los adultos de Eryops tenían un modo de vida acuático o terrestre. Algunos autores sugieren que los adultos pudieron ser acuáticos y haber retenido agallas externas (como las de los ajolotes), pues la piel rugosa con escamas y su talla limitaría el intercambio de gases y sus pulmones quizá no serían suficiente ayuda. En los ambientes fosilíferos de Texas y Nuevo México, Eryops está asociado a facies de lagos, llanuras de inundación y en menor medida, sistemas de ríos anastomosados. Esto sugiere que este animal se desplazaba entre estos ambientes por tierra, pues tenía fuertes patas para hacerlo. Los registros de los Eryops más grandes, sugieren tallas de hasta 2.5 m de largo, pero en esta ficha decidimos ir por las tallas convencionales de entre 1.5 y 2 metros de largo. Con estas tallas y sumando sus terribles dientes, se considera que Eryops megacephalus era un depredador de emboscada, con hábitos similares a los de los modernos cocodrilos.

*Descripción original: Cope, E. D. (1877). Descriptions of extinct Vertebrata from the Permian and Triassic Formamations of the United States. Proceedings of the American Philosophical Society, 17(100), 182-193.

PALEOFICHAS ANTERIORES:
Literatura adicional consultada:

  • Romer, A. S., & Witter, R. V. (1941). The skin of the rachitomous amphibian Eryops. American Journal of Science, 239(11), 822-824.
  • Randall, D. J. (1981). The evolution of air breathing in vertebrates. Cambridge University Press. 105p.
  • Schoch, R. R. (2014). Amphibian evolution: the life of early land vertebrates. John Wiley & Sons. 56-57pp.

** En Wikipedia se indica que la raíz "ops" significa "rostro" en griego, sin embargo, esto no es así. Ops es la raíz de "ojo".

¿Avestruces norteamericanas?

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Las avestruces son aves no voladoras gigantes que viven sólo en África hoy en día. Los análisis de ADN las sitúan como unas de las aves más primitivas, aunque son relativamente recientes, pues surgieron durante el Mioceno, hace unos 23 millones de años. La biogeografía de las avestruces nunca ha sido problemática, pero sí es curiosa. Sus parientes más cercanas son las reas o ñandúes, habitantes modernas de Sudamérica. Estas aves, tienen otras parientes generalmente no voladoras llamadas "Ratites" e incluyen a los casuarios y emúes, a los tinamúes (que son los únicos miembros voladores del grupo) y los kiwis, así como a los extintos moas y pájaros elefante de Madagascar.

Relaciones evolutivas de las aves ratitas según un estudio* del 2017. Siluetas de Phylopic.

La evidencia moderna apunta a que las ratitas tuvieron su origen en el Cretácico, en la masa de tierra conocida como "Gondwana", que actualmente está representada por Antártica, Sudamérica, África, Madagascar, India, Australia y Nueva Zelanda. Esto explica parcialmente la aparentemente extraña distribución de estas aves. Y su ausencia en América del Norte, salvo por la invasión tardía desde Sudamérica por parte de los tinamúes. Sin embargo...  ¿qué pasa si se consideran los fósiles? Antes de que las ratitas fueran no voladoras en su mayoría, existieron parientes cercanos en ¡América del Norte!

Calciavis grandei, un ave litornítida. Arte de Velizar Simeonovski.

Según un par de nuevos estudios, las avestruces tenían parientes cercanas voladoras y no sólo eso, sino que además, vivieron en lo que hoy es América del Norte. A este grupo de aves se les conoce como litornítidas (familia Lithornithidae), nombre que significa "aves en piedra", pues sólo se conocen a partir de restos fósiles. Estas aves aparecen en el registro fósil durante el Paleoceno temprano y desaparecen durante el Eoceno (aunque se estima que pudieron estar presentes desde el Cretácico). Así que de no haberse extinto, probablemente veríamos aún en algunos sitios animales similares a avestruces, aunque voladores y las ratitas no serían tan ajenas para la mayoría en el hemisferio norte. Pero aún más importante, esto sugiere que en realidad las ratitas basales no proceden de Gondwana, sino de Laurasia, específicamente ¡de América del Norte!

Pseudocryptorus de Wyoming. Fotografía de Sterling Nesbitt.

Así que ahora lo sabe estimado lector, habían parientes de avestruces en América del Norte.


Fuentes:

*Yonezawa, T., Segawa, T., Mori, H., Campos, P. F., Hongoh, Y., Endo, H., ... & Jin, H. (2017). Phylogenomics and morphology of extinct paleognaths reveal the origin and evolution of the ratites. Current Biology, 27(1), 68-77.

¿Cambia todo lo que sabíamos de los dinosaurios?

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Es una pregunta que muchos se hacen a la luz del nuevo estudio de Matthew G. Baron, David B. Norman y Paul M. Barrett, publicado por la prestigiosa revista Nature.

Resumen y título del estudio en cuestión (Una nueva hipótesis de relaciones de los dinosaurios y su evolución temprana). El artículo lo pueden descargar en el siguiente link.

El estudio que los autores llevaron a cabo trata un tema que puede llegar a ser tabú: la clasificación en la base del árbol evolutivo de los dinosaurios. Tradicionalmente, los dinosaurios se clasifican en Saurischia (caderas de reptil) y Ornithischia (caderas de ave). Esta clasificación fue propuesta por el paleontólogo británico Harry Govier Seeley en 1887, en su trabajo "On the classification of the fossil animals commonly named Dinosauria" (Sobre la clasificación de los animales fósiles comúnmente llamados dinosaurios). Y por 130 años, esta propuesta permaneció casi sin cambios.

Propuesta de clasificación de los dinosaurios de Seeley. Figuras de caderas tomadas de Seeley (1887), siluetas de Phylopic.

Sin embargo, el arreglo de Seeley fue puesto en duda numerosas ocasiones. Pero pocas fueron las veces que los profesionales alzaron la voz, pues como muchos del gremio sabemos, hablar por hablar no es bueno, hay que tener evidencias. Algunos trabajos que hicieron notar las similitudes entre terópodos y ornitisquios fueron:

  1. Nesbitt, S. J. (2011). The early evolution of archosaurs: relationships and the origin of major clades.  Bulletin of the American Museum of Natural History 352: 1-292.
  2. Padian, K. (2012). The problem of dinosaur origins: integrating three approaches to the rise of Dinosauria. Earth and Environmental Science Transactions of the Royal Society of Edinburgh, 103(3-4), 423-442.
  3. Galton, P. M. (2014). Notes on the postcranial anatomy of the heterodontosaurid dinosaur Heterodontosaurus tucki, a basal ornithischian from the Lower Jurassic of South Africa. Revue de Paléobiologie, 33, 97-141.
  4. Norman, D. B., Crompton, A. W., Butler, R. J., Porro, L. B., & Charig, A. J. (2011). The Lower Jurassic ornithischian dinosaur Heterodontosaurus tucki Crompton & Charig, 1962: cranial anatomy, functional morphology, taxonomy, and relationships. Zoological Journal of the Linnean Society, 163(1), 182-276.

¡Pero alto! Hay puntos importantes a ser tocados antes de abordar esta nueva propuesta de clasificación.

1. Todos los trabajos de sistemática filogenética, aún usando datos moleculares, son sólo hipótesis de relaciones de parentesco. No son "verdades". Repito, sólo son hipótesis. Pero no cualquiera, son hipótesis contrastadas y apoyadas con evidencia. La naturaleza hipotética de las relaciones de parentesco explica cosas como los constantes cambios en la topología (forma y arreglo) de los árboles filogenéticos. Para saber más de esto, te recomiendo leer esta entrada del blog: "Cómo leer un cladograma".


2. Todos los artículos científicos son comunicaciones para la comunidad científica de expertos. Un artículo no es la "verdad escrita en piedra" y no tiene como intención funcionar como una especie de dogmas en papel. En realidad el artículo científico tiene como función incentivar la discusión entre los colegas, poner a disposición de otros las nuevas evidencias y dar a conocer resultados de análisis para que éstos sean replicados, expandidos y/o revisados por otros. Si quieres saber más de esto te recomiendo la siguiente entrada del blog: "¿Qué es un artículo científico?"


Teniendo en cuenta estos puntos importantes, prosigamos. ¿Qué propone exactamente el artículo? Bueno, cambios en la base del árbol evolutivo de los dinosaurios. En vez de la hipótesis de Seeley, la nueva se traduce de la siguiente forma:

Sinopsis de la nueva propuesta de Baron et al. (2017). Siluetas de phylopic.

La nueva propuesta incluye algunas cosas interesantes: Los terópodos (bípedos generalmente carnívoros) no son el grupo hermano de los sauropodomorfos ("cuellos largo"). La relación entre estos dos hacía el grupo llamado Saurischia y ahora la relación se redefine para el grupo que forman los sauropodomorfos con los herrerasáuridos. Por cierto, éstos hipercarnívoros ¡NO son terópodos! Y su existencia supone que la hipercarnivoría evolucionó independientemente en dos grupos distintos de dinosaurios.

Herrerasaurus ischigualastensis, un dinosaurio del Triásico tardío de Argentina, resulta que no era un terópodo, sino un pariente de los sauropodomorfos (al menos según la nueva propuesta). Reconstrucción de Mark Hallett.

Otras consecuencias del nuevo arreglo son que los terópodos y los ornitisquios -dinosaurios vegetarianos con predentarios (clic para ver un predentario)- son grupos hermanos y se clasifican en un grupo nuevo, llamado Ornithoscelida. Ese nombre nuevo viene de "ὄρνιξ, órnis" (ave) y "σκέλος, skélos" (pata). Y fue acuñado en 1870 por T. H. Huxley*. El concepto original de Huxley era que Ornithoscelida era un grupo que reunía a "Compsognatha" con Dinosauria (sí, en ese entonces los "compys" no eran considerados como dinosaurios y de hecho estos carnívoros diminutos, fundaron a "Ornithopoda", que también sería redefinida posteriormente y ya no incluye a Compsognathus). Los dinosaurios de 1870 incluían a los grupos: Megalosauridae, Iguanodontidae y Scelidosauridae. El concepto de Huxley poco tiene que ver con el concepto de Baron y colaboradores, pues según Huxley, Ornithoscelida era un grupo cercano a Dicynodontia (un grupo que hoy sabemos es más cercano a los mamíferos que a los dinosaurios) y cocodrilos, pero no a lo que hoy interpretamos como dinosaurios.

*Huxley, T. H. (1870). On the classification of the Dinosauria, with observations on the Dinosauria of the Trias. Quarterly Journal of the Geological Society, 26(1-2), 32-51.

Scelidosaurus harrisonii, la especie tipo de la familia Scelidosauridae, uno de los miembros fundadores de Ornithoscelida, como la definió Huxley. Reconstrucción de Jack Mayer Wood.

Si no eres un nerd que se sabe la clasificación de los dinosaurios de pies a cabeza y la recita dormido, no te preocupes. Básicamente, esta nueva propuesta sugiere que en vez de que un T. rex y un Brontosaurus sean primos cercanos, en realidad Triceratops y un gorrión común (Passer domesticus) son parientes cercanos.

Consecuencias de Ornithoscelida. Ilustraciones originales de Satoshi Kawasaki.

Volvamos al público nerd. Si eres de este gremio sabrás que algunos de los grupos que mencioné son clave, pues definen Dinosauria desde un punto de vista filogenético. La definición era: todos los descendientes desde el último ancestro común inmediato entre Triceratops horridus y Passer domesticus. De forma gráfica:

Según la antigua definición de Dinosauria, los grupos en rojo y su ancestro común más reciente (ubicado en la base del árbol), definen al grupo. Siluetas de Phylopic.

Pero si consideramos el nuevo arreglo pasa esto:

Siguiendo la antigua definición de Dinosauria, tendríamos que el nuevo clado Ornithoscelida, sería en realidad Dinosauria. Esto dado que los taxones que la definen no abarcan ambas ramas del árbol y excluyen a los sauropodomorfos y a los herrerasáuridos. Pero esto fue solucionado. Lean más adelante. Siluetas de Phylopic.

No se preocupe, estimado lector. No pasa nada. Baron y colaboradores previeron este "desastre" y proponen una nueva definición filogenética de Dinosauria: "el clado más inclusivo que incluya a Passer domesticus, Triceratops horridus y Diplodocus carnegii". Lo que resulta en esto:

La nueva definición hace que todos los taxones en rojo, sean considerados para buscar su último ancestro común inmediato... Que estaría localizado en la base de Dinosauria, como siempre. Siluetas de Phylopic.

Esta nueva definición "salva" a los saurópodos de quedar excluidos de Dinosauria. Y siendo honestos, la solución de los autores a este problema de definición es ingenioso y sencillo. Aún así no faltará quién diga que los saurópodos no son dinosaurios... Si eso pasa, sólo muéstrenles la nueva definición y listo. Por otro lado nos puede quedar la duda ¿cómo se redefine Saurischia? Y la respuesta es:
Saurischia: El clado más inclusivo que contenga a D. carnegii, pero no a T. horridus.
Listo. ¡Magia negra! Pero surge una duda genuina ¿por qué dejar el nombre Saurischia a los sauropodomorfos y herrerasáuridos? Después de todo, el dejarlo o no, o el crear un nuevo nombre para el grupo, no afecta la  nueva definición de Dinosauria. ¿De qué privilegios goza D. carnegii? Pues en realidad los autores no especifican y sólo aluden a su propia nueva definición. Lo que nos deja un mal sabor de boca. Y volviendo a leer a Seeley, tampoco queda claro, dado que Seeley no le da mayor valor a "Cetiosaurus" (Camarasaurus) que a Allosaurus, géneros con los que hace comparaciones y funda Saurischia.

Pues quién sabe... Pero Dippy y sus amigos los lagartos de Herrera se quedan con el nombre "Saurischia".

Pero ¿Qué características unen a Ornithoscelida? ¿Qué hace que un pollo sea pariente de un Triceratops, pero no de un Diplodocus? Veamos. Según los autores se resumen en el siguiente gráfico:

En la figura vemos: a) cráneo de Eoraptor lunensis; b) cráneo de Heterodontosaurus tucki; c) dientes de E. lunensis (izquierda) y Laquintasaura venezuelae (derecha); d) escápula de  Lesothosaurus diagnosticus; e) húmero de Eocursor parvus; f) mano de H. tucki; g) parte proximal de la tibia de L. diagnosticus; h) parte distal de la tibia de L. diagnosticus; i) parte distal de la tibia de Fruitadens haagarorum; j) fémur de Dracoraptor hanigani; k) tarsales distales y pie de H. tucki; l) íleon de H. tucki; m-n) supraoccipitales de saurisquios; o) supraoccipital de ornitoscelidio; m) H. ischigualastensis; n) Thecodontosaurus antiquus; o) H. tucki.

Y las características que unen a Ornithoscelida son las siguientes (en paréntesis pondré una versión "traducida" de los caracteres):

  1. Foramen premaxilar (un huequito en el hueso más delantero de la cara).
  2. Diastema (zona sin dientes) al frente de la boca en la "mandíbula superior".
  3. Borde bien marcado en el maxilar (el hueso entre la órbita y el frente del hocico).
  4. Hueso jugal excluido de la fenestra anteorbitaria (el hueco entre los ojos y la nariz).
  5. Hueso cuadrado apuntando hacia adelante y hacia abajo.
  6. Contacto entre los huesos escamoso y cuadrado (así se llaman) alargado.
  7. Proceso paraoccipital alargado (es un promontorio en la parte de atrás del cráneo).
  8. Foramen post-temporal encerrado por el proceso paraoccipital (un hueco de atrás de la cabeza, encerrado por un promontorio en la parte trasera de la misma cabeza).
  9. El supraoccipital es más alto que ancho.
  10. Foramen (hueco) en la superficie lateral del dentario (el hueso principal de la mandíbula)... Cosa curiosa que en el artículo señalen el hueso ¡surangular! y no el dentario.
  11. Proceso (una "púa") retroarticular recto.
  12. Largo de la escápula más de tres veces el ancho de la parte distal (la más alejada del cuerpo).
  13. Húmero arqueado ventralmente (hacia abajo).
  14. Acetábulo (hueco de la cadera donde se inserta el fémur) abierto.
  15. Trócanter (uno de los tubérculos principales del fémur donde anclan músculos importantes en el andar) anterior ensanchado y parcialmente separado (en forma de ala) del eje principal del fémur.
  16. Cresta en la fíbula (en humanos es el peroné).
  17. Parte distal (la parte donde remata el hueso) de la tibia oblicua.
  18. Fusión de los tarsales distales (huesos del tobillo) a los metatarsales (huesos de la planta del pie).

¿Es muy pesada en evidencias esta hipótesis de Ornithoscelida? Más o menos (aunque aún no peguen el grito en el cielo). Examinando los valores de soporte de los árboles que presentan los autores del estudio, resulta que el clado Ornithoscelida se sostiene de 4 caracteres, es decir, si esos cuatro caracteres desaparecen, el clado deja de existir y eso es un soporte más o menos alto, malo si fuera 1, pues toda la hipótesis dependería de un "mísero" carácter. Por otro lado, los autores probaron con otro valor de soporte (llamado Bootstrap) que funciona así: se reemplaza parte de la matriz original de datos (que contiene la morfología codificada de cada taxón usado en el análisis) por información aleatoria, "ruido matemático" si se quiere y posteriormente se corre el análisis, este proceso se repite varias veces hasta obtener un valor de 'porcentaje' que nos indica cuántas veces se mantuvo el clado de interés. En el caso del estudio de Baron et al. (2017), Ornithoscelida se mantuvo 66% de las veces tras reemplazar la matriz con "ruido" y el nuevo Saurischia se mantuvo menos de 50% de las veces (no nos indican qué tan bajo fue en realidad el valor, pues está entre 49% y 1%). Los sistématas casi siempre consideran que valores de Bootstrap de más de 80 indican evidencia robusta de la existencia del clado, mientras que valores inferiores, deben tomarse con cuidado. Tampoco es que sea un valor "sagrado" que se tenga que alcanzar (aunque muchos engañados piensen que sí), pero nos da indicios de qué tan sólida es la matriz con la que se elabora el análisis y la reconstrucción filogenética. Y según otros estudios... bueno, juzgue usted mismo...

San Bootstrap, santo patrono de las matrices con reemplazo aleatorizado, nos presenta dos opciones (de un mar, no vaya usted a creer que sólo hay dos). A la izquierda, tenemos la visión tradicional de Saurisquios y Ornitisquios (tomado de Martinez y Alcober, 2009) y a la derecha, la propuesta de Baron et al. (2017). Los valores bajo los nodos representan el soporte de cada clado. Aquí hay que considerar otros factores y este esquema sacrílego sólo está para funcionar de ejemplo. Siluetas de Phylopic.org

Otro de los detalles del estudio es que no se incluyeron muchos taxones basales. Esto debido a que son muy fragmentarios y no aportan mucho que digamos (mermarían más los de por sí bajos valores de soporte de los análisis). Y este es precisamente el punto más fuerte de la crítica científica a esta propuesta, se hizo con poco material. Los científicos más cautos dirían que hay que esperar a que aparezcan ornitisquios (en el sentido tradicional) basales más completos y de preferencia del Triásico, antes de comenzar a arrojar a la hoguera a Seeley y los libros con la visión "Saurischia + Ornithischia = Dinosauria".

Harry Govier Seeley, el paleontólogo que fundó la visión que se mantuvo por 130 años. La pregunta es ¿perdurará bajo la nueva evidencia?

Entonces a resumidas cuentas estimado lector, no pegue el grito en el cielo (aunque no deje de asombrarse, claro). No cambia todo lo que sabíamos de los dinosaurios. Sólo se propone un nuevo esquema de clasificación. Y esa es la palabra clave: propone. Los artículos científicos son vehículos de comunicación de propuestas, de resultados de investigación; no son ni de cerca, verdades incuestionables sólo porque "ya pasaron por la revisión de pares". ¡Al contrario! Esa idea no sólo es anticientífica, ¡prevendría el desarrollo de la ciencia para siempre! Entonces, cuidado con cómo interpretamos los hallazgos. No digo que este estudio no valga nada, de hecho es MUY VALIOSO, pues "pone el dedo en la llaga de la dogmatización", nos sacude de dar por sentado que los dinosaurios se clasifican en saurisquios y ornitisquios y que esto no cambiará nunca. Nos hace cuestionarnos estos esquemas y nos invita a hacer nuevos estudios, presentar nuevos descubrimientos y sobre todo a no perder la capacidad de asombro. Siempre hay algo nuevo en ciencia.

Paleoficha: Neochoerus aesopi

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Nombre común: Capibara norteamericano o capibara de Esopo.

Nombre científico: Neochoerus aesopi (neo-que-rus   ee-so-pi).

Significado del nombre: El nombre deriva del griego antiguo νέω (neo) “nadar” y χοίρος (choíros) “puerco”. Se desconoce la razón del epíteto especifico, pero se piensa que deriva de Αἴσωπος (Aisōpos) “Esopo” el nombre de un antiguo fabulista griego. El nombre completo significa “Puerco Nadador de Esopo”.

Descrito por: El paleontólogo Joseph Leidy, en 1853*.

Grupo taxonómco: Roedor de la familia Caviidae (cávide) y miembro de la subfamilia Hydrochoerinae (Hidroquerine).

Fotografía de uno de los pocos esqueletos de Neochoerus aesopi en exhibición  (si no es que el único). Fotografía tomada en el Museo de Paleontología de Guadalajara, México, por su servidor, Roberto Díaz Sibaja.

Rango temporal: Pleistoceno tardío, 160 mil a 10 mil años antes del presente.

Encontrado en: América del Norte; en Estados Unidos de América en los estados de Florida, Carolina del Norte, Georgia, Luisiana y Texas. En México esta reportado en los estados de Puebla, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Chiapas, Zacatecas, San Luis Potosí y Sonora.

Conocido a partir de: Numerosos restos aislados; cráneos, huesos y dientes.

Reconstrucción en vida de Neochoerus aesopi. Realizada por Joaquín Eng Ponce y asesorada por un servidor. La escala es un aspecto interesante, pues aunque existe el mito extendido de capibaras casi del doble de talla, todos los cráneos de adultos reportados en la literatura miden entre 32 y 37 cm de longitud. En la silueta usamos esa medida para obtener la talla del animal.

Curiosidades: Los capibaras son roedores de origen sudamericano que ingresaron a América del Norte durante el Plioceno (4.7- 3.6 Millones de años). Son animales semiacuáticos del tamaño de un puerco pequeño, el género actual (Hydrochoerus) llega a pesar entre 70 y 90 kilos. Neochoerus aesopi fue uno de los roedores más grandes de América del Norte, durante el Pleistoceno tardío, su peso se estima entre 100 y 140 kilos. Al igual que sus parientes actuales el capibara norteamericano era un animal semiacuático que probablemente vivió en manadas y se alimentaba de la vegetación aledañas a los cuerpos de agua. Estudios recientes de isotopos estables de carbono ubican a N. aesopi como un animal de dieta basada en pastos, aunque con aporte escaso de arbustos y otras plantas. Su taxonomía ha sido problemática, puesto que el capibara de Esopo presenta muchas similitudes morfológicas con su género hermano: Hydrochoerus (con el que se le confunde, sobre todo cuando hay pocos restos para comparar). Originalmente N. aesopi fue descrito como Oromys aesopi por Joseph Leidy, pero en trabajos posteriores ese nombre se olvidó (nomen oblitum) y se cambió por el género Hydrochoerus. A partir de 1926, se transfirió a un género nuevo: Neochoerus. Sin embargo, los restos fósiles originales con los que se renombró como N. aesopi no eran de esta especie sino de otra, cercanamente emparentada pero anterior: N. pinckneyi (capibara de Pinckney). Durante un tiempo, N. aesopi y N. pinckneyi fueron tratados como sinónimos, pero estudios posteriores sugieren que son especies distintas y quizá una ancestral a la otra, pues N. pinckneyi vivió durante el Plioceno y N. aesopi sólo durante el Pleistoceno.

*Descripción original: Leidy, J. (1853). Remarks on Various Fossil Teeth. Academy of Natural Sciences of Philadelphia. 6, 241.

PALEOFICHAS ANTERIORES:
Literatura adicional consultada:


Paleoficha realizada en conjunto por Joaquín Eng Ponce y Roberto Díaz Sibaja.

¿¡Americanos hace 130,000 años!?

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Hace unas semanas se publicó en casi todo medio de comunicación una nota con un titular algo así:

"Todo lo que sabíamos era una mentira, todas las teorías del hombre en América estaban mal"

Y bueno, pues muchos cayeron en los titulares color pollito que hacen referencia a un estudio que propone algo muy interesante que sí que cambiaría lo que sabemos de migraciones humanas, pero que tampoco es algo que nos haga arrojar todos los libros de ciencia por la ventana y prenderles fuego... El artículo científico se publicó este 27 de Abril en la revista Nature bajo el título "Un sitio arqueológico de hace 130,000 años en el sur de California".

Si gustan, pueden ver el video oficial de síntesis (en inglés) ¡incluye un científico escéptico!

Primero los hechos. ¿Qué dice realmente el artículo científico que da a conocer esto?

  1. Encontraron un yacimiento del Pleistoceno con restos fósiles de tres taxones: mastodonte (Mammut americanum), un caballo desconocido pero similar a Equus scotti, un venado del género Odocoileus y finalmente, restos de Canis dirus.
  2. En dicho yacimiento hay rocas grandes anómalas que no parecen naturales al sedimento donde están depositados los restos fósiles.
  3. Asociadas a esas rocas, hay un esqueleto parcial de mastodonte que muestra fracturas en espiral.
  4. Todo esto tiene una edad bastante antigua, estimada en 130,000 años antes del presente.
Hasta aquí todo bien, pero ¿qué significa todo esto en términos coloquiales? Bueno, de forma simple y según los autores del estudio: este sitio representa una zona donde antiguos humanos descuartizaron a un mastodonte.

Una escena similar a esta es la propuesta de este nuevo estudio. Obra de Greg Harlin.

Ok, pero ¿esto qué implica? De ser correcta la interpretación de los científicos que estudiaron estos restos: este hallazgo representa la evidencia más antigua de seres humanos en América. Pero no sólo antigua, ¡antiquísima! Pues la información arqueológica previa sugiere que los humanos ingresaron al continente entre hace 14 y 15 mil años antes del presente. La diferencia de edades es colosal ¡115,000 años! Esta diferencia es tan monstruosa que es como decir que los Homo sapiens arcaicos, antes de dejar África, inventaron la impresión 3D, los teléfonos inteligentes y las sondas espaciales.

Hace 130,000 años existían al menos tres especies bien conocidas en el mundo. Los Homo erectus (izquierda) que llegaron a vivir hasta China; los neandertales (centro) que vivieron en la parte boreal del viejo mundo, casi hasta Mongolia y nuestra especie (derecha) que para esta edad, aún estaba confinada en África.

Estas afirmaciones son muy grandes y como bien decía Carl Sagan: "Afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencia extraordinaria". ¿Cuál es la evidencia para afirmar que este es un sitio arqueológico antiguo que rompe paradigmas de migración humana? Bueno, básicamente los autores del estudio afirman que:

El mastodonte fue trabajado por manos humanas que partieron los huesos con herramientas de piedra primitivas, hasta producir fracturas en espiral y podemos ver estas herramientas líticas en el yacimiento.

Esta afirmación tiene sus puntos débiles. Veamos. Se sugiere que las fracturas en espiral sólo se pueden producir por traumatismo producto de seres humanos rompiendo huesos con herramientas líticas. Los autores incluso hicieron experimentos demostrando en efecto que, se puede fracturar un hueso en espiral con este tipo de acciones. Vean ustedes mismos.


Video de experimentos de fractura en huesos de elefante. Original de Holen et al. (2017).

Si bien es cierto que este tipo de fractura se forma de manera habitual cuando los restos son trabajados por humanos, no son la única forma en la que se producen estas fracturas en espiral.

Huesos de Bison antiquus fracturados en espiral, producto de actividad humana. Izquierda: tibia y astrágalo. En medio: radio, ulna y porción articular distal del húmero. Derecha: acercamiento a la diáfisis del radio. Tomado de Kenady et al. (2011).

Resulta curioso que los autores ignoraran un importante trabajo publicado por Gary Haynes sobre huesos de elefante africano en depósitos naturales de cadáveres. Pues este estudio le da un tiro a la sugerencia de que los huesos fracturados en espiral son indicación de interferencia humana. En Shakwanki Seeps (Parque Nacional Hwange, Zimbabue) existía un cementerio natural de elefantes que mostraba hasta un 62% de huesos con fracturas en espiral, todas ellas producidas de manera natural y no por actividad humana.

Región distal de fémur de elefante, fracturado en espiral de forma natural. Tomado de Haynes (1988).

Con las manos en la cintura podemos entonces rechazar la hipótesis que sugiere como único agente de las fracturas en espiral el trabajo humano. Pero hay otros aspectos "tenebrosos" en el artículo. Por ejemplo, están las rocas que presuntamente fueron usadas como herramienta por los humanos para partir los huesos (que ya quedamos que no queda del todo claro que se hayan roto por esa causa). Dichas rocas son muy grandes y son anómalasal sedimento. Es decir, son muy grandes como para que la corriente de agua que depositó el sedimento, haya depositado también ¡menudos pedrones! Eso suena razonable para casi cualquiera, a no ser que estudies fósiles, estratigrafía y tafonomía.

Figura que aparece como suplemento en Holen et al. (2017), donde podemos ver algunos de los grandes clastos (el nombre técnico de las piedras estas) con presuntas marcas de impacto.

Para los criticones envidiosos sin quehacer escépticos como su servidor, la naturaleza de las rocas en el sedimento fino no son evidencia suficiente, pues no se trata de herramientas líticas en forma. Veamos por ejemplo un yacimiento mexicano de hace aproximadamente 13,900 años antes del presente, con restos de un Cuvieronius hyodon (un gonfoterio para los amigos) que fue consumido por humanos y probablemente cazado. Ahí, en "el fin del mundo" (así se llama el yacimiento) los elementos líticos son clarísimos como el agua, veamos:

Elementos líticos encontrados en asociación directa con un gonfoterio en el fin del mundo, Sonora. Acá no sólo vemos puntas de flecha clarísimas (especialmente la C), sino además, hueso tallado (figura G). Tomado de Sanchez et al. (2014).

Compare eso con la figura que presentan los autores del presunto mastodonte carniceado por humanos hace 130,000 años. Ok, ok... Cualquiera con sentido común me dirá "pero pequeño, no es lo mismo la tecnología lítica de hace 130,000 años que la de hace 13,900" y yo le diré "cierto, cierto... Pero hay que tener en cuenta que las herramientas líticas, por más viejas que sean -incluyendo las más antiguas conocidas, de hace 3.3 millones de años- tienen caras donde la roca fue trabajada". ¿Cumplen las rocas del estudio de Holen et al. (2017) este punto? No. Entonces ¿cómo saben que eran herramientas? Pues los autores se basan en las supuestas partes donde la roca fue fracturada al ser usada como martillo. Pero el detalle es que esas marcas de presunto uso pueden haber sido generadas de muchas formas, incluso rodando y chocando con otras rocas.

Una de las rocas con las que presuntamente se produjeron las fracturas en espiral al mastodonte. Tomada de Holen et al. (2017).

Otro argumento usado para validar que estas rocas son herramientas y no simples pedruzcos naturales es que "no hay forma que en sedimentos tan finos se presenten estas rocas tan grandes". ¿Será? Yo tengo algunas objeciones. La primera es que, no necesariamente es cierto que la corriente era débil. El lecho E, donde están depositados los fósiles contiene valores de entre >60% a >25% de arena y en mucho menor medida, limo. Esto indica que la corriente que depositó el sedimento no era tan débil como proponen los autores. Una corriente débil deposita principalmente arcillas y en menor medida, limos, pero no arenas.

El arenoso/limoso lecho E es donde se encuentran los fósiles de mastodonte y las rocas grandes que supuestamente son herramientas. Tomado de Holen et al. (2017).

Mi segunda objeción es que los clastos grandes no son antinaturales, demoniacos y su única explicación es haber sido puestos ahí por humanos. Entre muchos fenómenos existe uno denominado flujo gravitatorio, mediante el cual se depositan rocas "ajenas" en un sedimento fino. De los distintos flujos gravitatorios que hay, la simple caída y rodamiento explicaría la presencia de estas presuntas herramientas. Y esto tiene muchísimo sentido, si se considera que las rocas ¡son redondeadas! y la cantidad de energía necesaria para moverlas es muchísimo menor que la necesaria para rocas angulosas e irregulares.

Diferentes flujos gravitatorios. La caída es el que explicaría fácilmente la presencia de rocas grandes y redonditas en el lecho D, donde están los fósiles. Figura tomada de Miralles (2010).

Si aún parece que la única opción es que las rocas hayan llegado transportadas por humanos... Consideremos esto: los restos de vertebrados no llegaron por obra de magia. Fueron transportados y su comportamiento al hacerlo es el mismo que el de una roca. ¿No me creen? Es normal, pero pensemos un poco... Si los restos de los bichos no sufrieran ningún tipo de arrastre ¿qué pasaría?... Exacto. Estarían los esqueletos completos o casi completos. ¿Es este el caso? Ni de cerca. Veamos al mastodonte primero.

Diagrama de los restos de la excavación del mastodonte. Tomado de Holen et al. (2017).

Los restos del mastodonte están dispersos y muy fragmentados. Además, presentan direccionalidad. Estas características sugieren un depósito por corriente y no un sitio de carniceo como sugieren los autores del estudio. Preste particular atención estimado lector a la cantidad de pequeños fragmentos y a la ausencia de partes más o menos completas. Y si esto no fuera suficiente, nos muestran también el esquema de excavación del lobo, caballo y venado que encontraron en el mismo yacimiento. Veamos:

Mapa de excavación de Equus cf. E. scotti. Note la direccionalidad marcadísima de los restos. Evidencia de arrastre en dirección. Tomado de Holen et al. (2017).

Y ahora, el mapa de excavación de Canis dirus y Odocoileus sp. También con marcada direccionalidad. El venado aparece sólo en los cuadros H8 y H9. Tomado de Holen et al. (2017).

¿Qué podemos observar viendo los mapas de excavación de los tres animales? Lo mismo: 1) son restos fragmentarios, 2) son restos arrastrados por una corriente con dirección y 3) a pesar de las diferencias de tamaño, todos muestran el mismo patrón. ¿Entonces? Los restos no muestran un patrón de carroñeo o caza, sino uno de arrastre y acumulación natural. Alguien podría argumentar que sólo en el mastodonte aparecen rocas, por lo que son evidencia de haber sido llevadas. Pero a eso 1) en los esquemas del caballo y lobo no ponen rocas, sólo los huesos (las rocas se omitieron a propósito, si es que hay) y 2) los restos del mastodonte no son precisamente ligeras plumitas y fueron transportados y depositados allí, por lo que las rocas ya no suenan tan "fuera del sedimento".

Restos de mastodonte acompañados de rocas. Tomado de Holen et al. (2017).

Y aún hay más que podemos usar del caballo, lobo y venado para argumentar. Por ejemplo. El mastodonte procede de la capa E, pero los otros taxones vienen de la capa C. Y no sólo eso. Examinando por ejemplo la defensa del mastodonte, se puede apreciar que ésta inicia en la capa E (donde se depositó originalmente), pero atraviesa la capa D (de arenas medias) e ingresa a la capa C. Ahora, las defensas no atraviesan sedimentos por arte de magia y definitivamente no atravesaría la capa de arena a no ser que la energía de la corriente que la depositó fuera bastante fuerte (que es lo que llevo diciendo desde hace varios párrafos). La explicación alternativa (que siempre hay) es que la defensa fuera martillada en el suelo... Pero no hay evidencia de ello y sinceramente, suena descabellado.

A la izquierda, un perfil estratigráfico de dónde se encontró la defensa y las capas de roca sedimentaria que atraviesa. En la capa C coloqué las siluetas de la fauna asociada (siluetas de PhyloPic.org). A la derecha, foto de la sección transversal de la defensa, tal y como fue encontrada. Tomado de Holen et al. (2017).

Además de estas observaciones, existen discrepancias de fechas obtenidas del mismo sedimento. Por ejemplo, de la capa E, donde está el mastodonte, se obtuvo por luminiscencia óptica estimulada (en 2008), una edad de entre 72,000 y 78,000 años antes del presente, pero para el año siguiente (y por el mismo método) se obtuvieron edades de entre 38,000 y 70,000 años. Pasamos de una variación de edad de ¡6,000 años a una de 32,000 años! Pero aún hay más. El método de series de uranio torio de fechamiento proporciona edades también un tanto desviadas. Del mismo ejemplar (que se supone es un único individuo) se obtienen edades de entre ¡152,900 y 100,500 años! Tan "sólo" un rango de error de 52,400 años.


Sin embargo, todo esto no quiere decir que el estudio esté mal... Sólo que hay detalles que la prensa no te dirá (porque no saben cómo interpretar evidencia fósil, sedimentológica y estratigráfica).

En síntesis:

1) Las fracturas en espiral no son concluyentes para atribuirlas a actividad humana.
2) Los líticos son demasiado ambiguos como para representar evidencia humana.
3) La sedimentología del sitio indica arrastre.
4) La tafonomía indica depósito por corrientes moderadas a fuertes.
5) Los taxones son demasiado ambiguos como para asignar una edad de 130,000 años.
6) Los fechamientos proporcionan edades contradictorias sugerentes de contaminación.

En conclusión:

La evidencia de actividad humana sobre el mastodonte es bastante ambigua, por lo que ejercer la cautela sería la mejor opción. Si bien, el yacimiento revela una edad antigua, de un máximo de 152,000 años AP y un mínimo de 38,000 años AP, la edad no es fácilmente asignable y la fecha de 130,000 como promedio es cuestionable. No podemos descartar tajantemente que todas estas evidencias representen realmente evidencia de humanos en América durante el Pleistoceno medio, pero esto no cambia todo lo que sabemos, sólo nos muestra que una invasión fallida temprana ocurrió mucho antes de lo pensado. El resto de la prehistoria americana deducida por los restos fósiles y arqueológicos, así como por evidencia genética no queda en la basura, sino que es la historia más completa y no ambigua que tenemos a la fecha. Este nuevo aporte es más bien una sugerencia tentadora, pero no contundente de la historia temprana de la humanidad en América. Seamos un poco más críticos con lo que leemos.

Hasta la próxima estimados lectores.


Literatura consultada:



A manera de epílogo debo decir que en toda América del Norte no hay más que un solo sitio que tiene evidencias ambiguas de humanos tempranos en el continente: Chapala, Jalisco, México. Resulta que el Ingeniero e investigador Federico Adolfo Solórzano Barreto presentó con ayuda de otros colegas, una calota de este sitio. ¿Que tenía de especial? Poquito... Que era anatómicamente similar a Homo erectus. Si bien Solórzano y colaboradores no aseveran que la calota pertenece a esta especie, o que procede de sedimentos de hace 130,000 años o más de antigüedad, sí que demuestran que tenía una morfología inusual. Una réplica de la pieza se encuentra bajo exhibición en el Museo de Paleontología de Guadalajara, Jalisco. Este resto es INCREÍBLEMENTE sugerente y excita la imaginación a niveles desproporcionados. ¿Será que este cráneo raro sea realmente un H. erectus? Y de ser cierto, ¿tendrá algo que ver con el hallazgo de Holen y colaboradores?

Réplica de la calota que estudiaron Solórzano y colaboradores. El texto en la ficha vale bastante la pena. También vale la pena comparar este fragmento de cráneo
Fotografía de un servidor. 


Homenaje al Ing. Federico Adolfo Solórzano Barreto



Genes Zombie

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¿Qué sucede tras la muerte?

Esta pregunta sin duda, tiene muchas explicaciones, pero desde el punto de vista biológico, poco se ha explorado el tema. Nos queda más o menos claro que los genes dejan de funcionar y que la célula se degrada ¿no?

Zombies, monstruos que vuelven a la vida tras morir...

Pues no. Resulta que un nuevo estudio* apunta a la existencia de algo llamado Tanatotranscriptoma. Esta palabra súper cool significa básicamente que hay todo un conjunto de genes que se activan tras la muerte. Estos "genes zombie" se activan entre las 48 y las 96 horas después del deceso de los animales estudiados (ratones y peces cebra).

Mus musculus, una de las especies empleadas en este estudio. Fotografía de Rama (CC).

¿Son pocos los "genes zombie"? Resulta que no, pues los autores del estudio encontraron un total de 1,063 genes que se activan tras la muerte del organismo.  Este conjunto de genes se activa en picos que varían desde media hora tras la muerte, hasta las 24 horas y caen en los conjuntos de genes involucrados en: estrés, inmunidad, inflamación, apoptosis (muerte celular), transporte, desarrollo, regulación epigenética y cáncer. ¿Significa esto que las células viven de nuevo? Pues un poco, pero no implica que revivan, sino que se acelera "descontroladamente" su degradación, facilitando la descomposición del organismo.

Danio rerio, el pez cebra, otro de los bichos estudiados por sus "genes zombie". Fotografía de Azul(CC).

Al parecer, los genes se activan debido a que los nucleosomas (el conjunto de ADN, las proteínas que lo envuelven y que separan estos clústers de otros) se abren y permiten la expresión de genes que antes estaban silenciados. Y el hecho de que estos genes se puedan expresar como lo hacen indica que aún después de la muerte del organismo, queda suficiente energía en los sistemas celulares como para poder llevar a cabo este proceso.

Esquema de la estructura de un nucleosoma. Tomado de este portal.

Aparte de inducir asombro, este descubrimiento abre la puerta a potenciales nuevos estudios que están implicados en el transplante de órganos. Así que no se preocupe estimado lector, no tendremos muertos andantes pronto.


Fuente principal:
*Pozhitkov, A. E., Neme, R., Domazet-Loso, T., Leroux, B., Soni, S., Tautz, D., & Noble, P. A. (2016). Thanatotranscriptome: genes actively expressed after organismal death. BioRxiv, 058305.

Nuevo protogorila

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Los gorilas comprenden dos especies diferentes actuales, el gorila occidental (Gorilla gorilla) y el oriental (Gorilla beringei). Pero a pesar de ser especies icónicas que son más o menos conocidas por casi todos, poco sabemos de su registro fósil y los presuntos gorilas fósiles son más bien dudosos.

El gorila occidental. Foto de arkive.org.

Gorila oriental. Foto de Arkive.org

Pero ¿por qué conocemos tan poco del registro fósil de estos majestuosos animales? La respuesta está en su forma de vida, pues las especies que viven lejos de las zonas donde los fósiles se forman, tienen escasas o nulas probabilidades de fosilizarse. Y los gorilas suelen vivir en selvas, lugares sin ambientes de depósito adecuados. Aún con todo, el año pasado se publicó un estudio que presenta un "proto-gorila" fósil y su edad. La especie es Chororapithecus abyssinicus y resulta tener 8 millones de años de antiguedad.

Restos fósiles del cororapiteco (molares del lado izquierdo y un canino a la derecha). Tomado de Suwa et al. (2007).

Este nuevo descubrimiento "acelera" el tiempo de divergencia del clado formado por los gorilas del clado en el que estamos los humanos. A estas ramas de la vida, les hemos denominado "el linaje gorila" y el "linaje humano" respectivamente. Antes de este estudio se pensaba que la separación de dichos linajes se produjo hace mucho más tiempo, hace casi 10 millones de años y con el nuevo estudio, este tiempo se reduce al menos un millón de años. Con esta nueva información, no sólo reconocemos a un proto-gorila fósil nuevo sino que además, se pone de manifiesto que los cambios ocurridos en nuestro linaje (que incluye a nuestros primos, los chimpancés), tuvieron lugar de forma veloz.

Nuevo esquema de divergencia de grupos propuesto por Katoh et al. (2016). Gorila occidental de Ltshears, gorila oriental de Fiver Löcker, Chororapithecus abyssinicus tomado de Suwa et al. (2007).

Descubrimientos como este, permiten calibrar el árbol filogenético de los homínidos con mejor precisión que si sólo usáramos herramientas moleculares. Esperemos que en el futuro podamos aprender más de estos grupos biológicos que desaparecieron y de los que sabemos muy, muy poco.

Fuentes:
Suwa, G., Kono, R. T., Katoh, S., Asfaw, B., & Beyene, Y. (2007). A new species of great ape from the late Miocene epoch in Ethiopia. Nature, 448(7156), 921.

Katoh, S., Beyene, Y., Itaya, T., Hyodo, H., Hyodo, M., Yagi, K., ... & Nakaya, H. (2016). New geological and palaeontological age constraint for the gorilla-human lineage split. Nature, 530(7589), 215.

Un hongo muy viejo

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Los hongos son organismos eucariotas avanzados, de hecho son primos cercanos de nosotros los animales y definitvamente, no son plantas y tampoco están cercanamente emparentados a ellas, como se suele pensar. Estos organismos son tan diversos que vienen en formas unicelulares y pluricelulares. Pero desgraciadamente, su registro fósil es escaso, debido a que presentan cuerpos blandos y rara vez se fosilizan o bien, un supuesto fósil fúngico es muy controversial para poder identificar o asignar. 

Fósiles enigmáticos y populares por su talla, como Prototaxites, se asignan a hongos, pero con grandes, grandes dudas. Imagen de Carol Hotton.

Y esta labor se dificulta entre más atrás vamos en el registro fósil, pues existieron muchos tipos de organismos con cuerpos parecidos a hongos. Y no hablo de las setas, que son el medio de dispersión de la reproducción sexual de algunos hongos, sino de las hifas, estructuras filamentosas que forman el cuerpo de los hongos filamentosos. Pero de cuando en cuando podemos echar un ojo al pasado fúngico y tal es el caso de un trabajo reciente que nos muestra un fósil de hace 440 millones de años (Silúrico temprano), lo que lo convierte en uno de los hongos más viejos conocidos.

Lo que consideramos generalmente como hongo es en realidad, sólo una parte de estos organismos. Los biólogos les decimos cuerpos fructíferos o esporocarpos.

Pero ahí no para lo interesante. Pues este hongo, de la especie Tortotubus protuberans, es además ¡terrestre! Y pues sorprende, dado que en esta antiguedad, los organismos terrestres son toda una rareza. Este pequeñín tenía un rango geográfico bastante amplio, que iba de lo que hoy es Suecia, Escocia, Albania, Estados Unidos, Francia, Libia, Chad y Arabia Saudita. Y de cronología, ni hablemos, pues perduró hasta el Ordovícico tardío.

Restos fósiles del micelio o cuerpo vegetativo (no reproductivo) de Tortotubus protuberans, procedentes de Gotland, Suecia. Tomado de Smith (2016).

Hallazgos como estos llenan importantes huecos en la evolución de los primeros eucariotas y conectan la historia de los hongos marinos con los hongos de agua dulce y tierra firme. Con esta evidencia avanzamos un paso en la dirección correcta para entender cómo es que diferentes grupos biológicos colonizaron tierra firma durante el Paleozoico. Esperemos que en el futuro podamos saber más de éstos y otros hongos extintos.



Fuente:
Smith, M. R. (2016). Cord-forming Palaeozoic fungi in terrestrial assemblages. Botanical journal of the Linnean Society, 180(4), 452-460.


Paleoficha: Crash bandicoot

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Nombre común: Crash Bandicut

Nombre científico: Crash bandicoot.

Significado del nombre: en honor a la serie de videojuegos creada por Andy Gavin y Jason Rubin titulada Crash Bandicoot, la cual es protagonizada por un Bandicut.

Descrito por: Kenny Travouillon y colaboradores, en 2014*.

Grupo taxonómico: Son marsupiales del superorden Australidelphia (marsupiales de origen australiano), pertenece al orden Peramelemorphia (que incluye bandicuts y bilbis) y a la familia Peramelidae (bandicuts).

Holotipo de Crash bandicoot, se trata de un fragmento de maxilar derecho con tres molares en su lugar. Tomado de Travouillon et al. (2014).

Rango temporal: Mioceno medio (15-11 Ma).

Encontrado en: Riversleigh World Heritage Area, Noroeste de Queensland, Australia.

Conocido a partir de: Maxila derecha parcial, contiene las piezas dentales M1 a M3 y el alveolo del M4.

Reconstrucción de Crash bandicoot basada en sus parientes más cercanos, del género Perameles. Las dimensiones fueron estimadas a partir de la serie dental conservada. Ilustración por Joaquín Eng Ponce, arreglo por Roberto Díaz Sibaja.

Curiosidades: Los bandicuts son marsupiales omnívoros de pequeño (15-17 cm) a mediano tamaño (39-56 cm). La mayoría tienen una cola casi desprovista de pelo, patas traseras sindactilas (dedo 2 y 3 están fusionados y presentan 1 sola garra), poseen orejas tubulares y un hocico muy puntiagudo. Se pueden encontrar en la mayoría de los hábitats de Australia y Nueva Guinea. El nombre común de bandicut deriva de la palabra pandikokku del idioma tégulu, que es hablado en las costas del este de India y se traduciría como “rata-puerco”. Curiosamente no era usado para referirse a estos marsupiales de la familia Peramelidae, en realidad se usa y usaba para nombrar a unos roedores asiáticos de la familia Muridae (ratas y ratones) el más conocido sería Bandicota bengalensis (Rata bandicut menor). Crash bandicoot representa el registro más antiguo hasta la fecha de este particular grupo de marsupiales, en propias palabras del Paleontólogo Kenny Travouillon y colaboradores, el hallazgo de este grupo pertenecientes al Mioceno medio representa el inicio de una nueva radiación de bandicuts modernos que “se estrellaron (en referencia al género Crash)” y dominaron los jóvenes ecosistemas secos de Australia.

*Descripción original: Travouillon, K. J., Hand, S. J., Archer, M., & Black, K. H. (2014). Earliest Modern Bandicoot and Bilby (Marsupialia, Peramelidae, and Thylacomyidae) from the Miocene of the Riversleigh World Heritage Area, Northwestern Queensland, Australia. Journal of Vertebrate Paleontology, 34(2), 375-382.

Paleoficha escrita por Joaquín Eng Ponce.



El origen del némesis humano

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¿Qué ha matado más seres humanos en toda nuestra historia? Piénselo un momento estimado lector. ¿Acaso habrán sido las guerras? ¿El hambre? ¿Los desastres naturales? A primera instancia, podríamos pensar en algo grande, algo catastrófico, pero no. El némesis humano, la cosa que ha matado más personas que guerras, hambre, volcanes y otros desastres es ni más ni menos que la Malaria. Todos los años esta enfermedad se lleva a la tumba a más de medio millón de personas (y a veces a más de dos millones y medio).

Las hembras de los mosquitos del género Anopheles como esta A. minimus son las responsables de la transmisión de la malaria. Fotografía de James Gathany.

La malaria, del italiano "mal aire" es una infección producida por varias especies de protozoo del género Plasmodium. Pero ¿de dónde viene? Estos parásitos sanguíneos que incuban en los glóbulos rojos surgieron hace millones de años y son especialistas en parasitar vertebrados terrestres. La especie más común que afecta a los seres humanos es Plasmodium falciparum y aunque surgió entre hace 50,000 y 100,000 años, no se hizo presente en nuestra especie hasta hace unos 10,000 años. Y ¿de dónde la obtuvimos? El debate se centraba en aves, roedores y primates, como fuentes de la infección. Estudios recientes demostraron que el parásito surgió en los gorilas occidentales (Gorilla gorilla) y no en otros primates como chimpancés o bonobos.

Ciclo de vida de la malaria. El esporozoito entra al ser humano por picaduras de mosquito, migra al hígado donde se transforma en merozoitos y de ahí infecta a glóbulos rojos, donde se transforma en células gaméticas (reproductivas), éstas son chupadas por otros mosquitos cuando pican a alguien infectado por malaria y dentro del mosquito se reproducen y se forman nuevo s esporozoitos. Derechos de autor de Pearson Education.

Todo esto lo sabemos gracias a estudios basados en ADN, pero hay cosas que la paleontología puede aportar sobre el tema de la malaria. Por décadas se ha debatido si el parásito surgió en reptiles y luego migró a animales de sangre caliente vía mosquitos o bien, que primero surgió en mosquitos y luego hizo su llegada a los vertebrados. Los fósiles de mosquito preservados en ámbar tienen una historia que contar, pues gracias a ellos el debate parecer haberse sanjado. El ámbar del Cretácico inferior de Birmania contiene mosquitos y dentro de ellos, sacos de protozoos relacionados a la malaria (Paleohaemoproteus burmacis). Estos sacos (llamados gametocistos) contienen la fase reproductiva del parásito. En la malaria, la fase reproductiva se da en los glóbulos rojos de los huéspedes de sangre caliente. Esto indica que la hipótesis de origen en mosquitos es la correcta. Ya para el Terciario (ca. 25 millones de años), el ámbar dominicano muestra mosquitos portando malaria propiamente dicha (Plasmodium dominicana).

Izquierda, mosquito de Birmania con aumento a la fase infecciosa en mosquito de un protozoo emparentado a la malaria. Derecha, mosquito de República Dominicana con la fase de oocisto, que surge de la unión de gametos producidos en glóbulos rojos del huésped. Dentro del oocisto hay más de 1,000 esporozoitos que invadirán las glándulas salivales del mosquito para después pasar al torrente sanguíneo del nuevo huésped. Imágenes tomadas y modificadas de Poinar (2016).

Así que ahora sabemos lo siguiente: hace 100 millones de años, surgieron los ancestros de la malaria que eran parásitos de mosquitos. Para hace 25 millones de años ya existía la malaria y las formas que infectan humanos aparecieron hace 100,000 años, llegando de gorilas a humanos hace tan solo 10,000 años. Ahora que conocemos su historia evolutiva, convendría comenzar a buscar alternativas de tratamiento que pongan fin al parásito más común y peligroso que se ha cobrado la mayor cantidad de vidas humanas. Esperemos que en no mucho, la malaria pase a ser una historia más de cómo vencimos una enfermedad letal, esperemos.

Fuentes principales:
Liu, W., Li, Y., Learn, G. H., Rudicell, R. S., Robertson, J. D., Keele, B. F., ... & Gonder, M. K. (2010). Origin of the human malaria parasite Plasmodium falciparum in gorillas. Nature, 467(7314), 420.
Prugnolle, F., Durand, P., Ollomo, B., Duval, L., Ariey, F., Arnathau, C., ... & Renaud, F. (2011). A fresh look at the origin of Plasmodium falciparum, the most malignant malaria agent. PLoS pathogens, 7(2), e1001283.
Poinar Jr, G. (2016). What fossils reveal about the protozoa progenitors, geographic provinces, and early hosts of malarial organisms. American Entomologist, 62(1), 22-25.

¿Qué mató al megalodón?

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El megalodón (Meg para los cuates, megalodonte para los viejitos) fue el tiburón más grande que haya existido. Este bicho genera mucha controversia, desde su nombre científico válido (Carcharodon megalodon,Carcharocles megalodon e incluso Otodus megalodon), hasta su tamaño (12 a 24 metros de largo)... Pero algo es seguro: se extinguió a finales del Plioceno, aproximadamente hace 2.6 millones de años, aunque a los criptozoólogos no les guste esto.

Posible apariencia (hasta eso se debate de este animal) y talla de megalodón por el artista Chen Yu.

Su extinción es un misterio... O mejor dicho, era. Las hipótesis eran muy diversas e incluían desde catástrofes severas, a un cambio súbito en la composición de sus presas habituales. Sin embargo, un estudio reciente revela pistas sobre su desaparición. Tras estudiar detenidamente los patrones de distribución de la especie, junto con su temporalidad y la idoneidad de hábitat (medida en términos de temperatura del agua), un equipo de investigación concluyó que la extinción de megalodón empezó antes de lo sospechado, desde el Mioceno tardío, hace aproximadamente 6 millones de años (3.4 millones de años antes de lo pensado).

Distribución por edad de megalodón. En el Mioceno temprano surgió este depredador, continuó proliferando hasta el Mioceno tardío, donde comenzó su declive y para el Plioceno ya estaba en vías de extinción. Tomado y modificado de Pimiento et al. (2016).

Esta disminución guarda relación con las temperaturas oceánicas, pero también hay un patrón curioso. Para el fin de sus tiempos, megalodón habitaba en zonas poco óptimas para la especie. Aunque en los medios es frecuente ver megalodones cazando ballenas, la relación presa-depredador es hipotética, es decir, no estamos 100% seguros que megalodón cazara, pero es altamente probable. Además, el declive de megalodón a finales del Mioceno coincide con una baja súbita en la pérdida de diversidad de ballenas, tanto misticetas (con barbas) como odontocetas (con dientes). Dado esto, podemos aseverar que la falta de recursos alimenticios (ya fueran obtenidos carroñeando o cazando), más el cambio climático, fueron los principales factores en la desaparición de este gigante.

En sus últimos días, megalodón vivía en zonas poco adecuadas para la especie. Estas eran su último refugio. Tomado de Pimiento et al. (2016).

Este estudio es el primero en presentar evidencias de distribución, cronología e idoneidad de hábitat para Carcharocles megalodon, esperemos que abra la puerta a nuevos estudios que confirmen o refuten las hipótesis que surgieron de este estudio.

Reconstrucción artística de megalodón cazando ballenas barbadas antiguas. Arte por Jaime Chirinos.

Fuente:
Pimiento, C., MacFadden, B. J., Clements, C. F., Varela, S., Jaramillo, C., Velez‐Juarbe, J., & Silliman, B. R. (2016). Geographical distribution patterns of Carcharocles megalodon over time reveal clues about extinction mechanisms. Journal of Biogeography, 43(8), 1645-1655.

¿Mamífero venenoso en la época de los dinosaurios?

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"Venenoso" es un término biológico aplicado a los animales que inyectan una sustancia nociva en otros animales, en contraposición a "tóxico" que es un animal que sólo secreta la sustancia sin inyectarla. Un ejemplo de animal venenoso es un escorpión, mientras que un ejemplo de animal tóxico lo encontramos en una rana punta de flecha. Los animales venenosos han evolucionado en mútilples ocasiones a lo largo de la vida en la tierra. Entre los vertebrados tenemos ejemplos en peces, reptiles e incluso, en mamíferos.

Ejemplos de vertebrados venenosos. Arriba, izquierda, un bagre americano (Ictalurus punctatus), en estos animales, el veneno se inyecta a través de una espina modificada, ubicada en la parte anterior de las aletas pectorales y dorsal. Arriba, derecha, una cascabel diamantina del oeste (Crotalus atrox), estas serpientes inyectan su veneno con grandes dientes modificados que se encuentran en el frente del maxilar y que además, son plegables. Abajo, uno de los pocos mamíferos venenosos, el ornitorrinco (Ornithorhynchus anatinus); en estos animales, el veneno es inyectado a través de un espolón ubicado en las patas traseras de los machos. Fotografía de ornitorrinco por Klaus (CC).

Un grupo de animales venenosos poco conocido es el de los solenodóntidos (familia Solenodontidae), comúnmente conocidos como "almiquíes" en Cuba o "solenodontes". Estos animales pertenecen a un grupo denominado Eulipotyphla ("verdaderamente ciegos y gordos"), que incluye a las musarañas, los erizos, los desmanes, los topos verdaderos, entre otros. Actualmente, los solenodóntidos comprenden únicamente dos especies: Solenodon cubanusSolenodon paradoxus; el primero vive únicamente al este de Cuba y el segundo en la isla de La Española. El registro fósil de estos animales se extiende únicamente al Pleistoceno (al menos los últimos 2.58 millones de años), pero sabemos que deben encontrarse más atrás en el tiempo. Esto último gracias a estudios de ADN.

Solenodon paradoxus, el solenodóntido de La Española. Arriba, un S. paradoxus en su hábitat. Abajo, los incisivos acanalados que usa para inyectar el veneno. Imagen inferior de University of Michigan Museum of Zoology (CC).

Precisamente un estudio de este tipo (con secuencias completas de ADN mitocondrial) señala que el tiempo de divergencia entre las dos especies de Solenodon ocurrió hace tan sólo 180,000 años, en la parte final del Pleistoceno, hasta ahí todo normal. Pero, su tiempo de divergencia del resto de los mamíferos ocurrió hace unos ¡78.2 millones de años!, durante el Cretácico tardío. Esta no es la primera vez que un estudio molecular obtiene resultados similares, en 2004 los genes nucleares sugerían un tiempo de divergencia de 76 millones de años. Esto nos apunta a dos direcciones posibles: 1) realmente tenemos una radiación de mamíferos durante el Cretácico que pasa desapercibida en el registro fósil o 2) necesitamos recalibrar nuestros relojes moleculares (esto último es poco probable).

Solenodon paradoxus. Imagen propiedad de Mammal Watching.

De tal forma que puede ser que durante el Cretácico, los dinosaurios hayan convivido con pequeños solenodontes venenosos o sus ancestros. El tiempo lo dirá, ojalá un día recibamos la noticia de un mamífero solenodontoide del Cretácico. Y tu ¿ya conocías a estos mamíferos venenosos?

Fuente:
Brandt, A. L., Grigorev, K., Afanador-Hernández, Y. M., Paulino, L. A., Murphy, W. J., Núñez, A., ... & María, R. (2017). Mitogenomic sequences support a north–south subspecies subdivision within Solenodon paradoxus. Mitochondrial DNA Part A, 28(5), 662-670.

ADN antiguo de pecarí

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Desde que era niño me contaban historias de "jabalíes" en ciertas partes de México. Yo estaba impresionado cuando pensaba que los grandes cerdos de Rusia también rondaban los bosques de mi país. Oh la decepción cuando en la carrera supe que no hay jabalíes en México (al menos no de forma natural, ya que en el norte del país existen algunas poblaciones ferales). También aprendí que aquello a lo que la gente llamaba jabalí, era en realidad otro grupo de mamíferos "cerdoides" cuyo nombre correcto era pecarí. Tras aprender sobre la biología y evolución de estos mamíferos me quedó claro que cometí un error en subestimarlos cuando supe que no eran cerdos. ¡Los pecaríes son igual o hasta más interesantes que los cerdos!

Reconstrucción artística de un pecarí prehistórico (Platygonus sp.). Tomado de este sitio.

Resulta que los pecaríes tienen familia propia: Tayassuidae (ta-ya-su-i-de) y aunque son parientes de los cerdos verdaderos (de la familia Suidae) estas familias se separaron hace aproximadamente 45 millones de años. Yo suelo molestar a un amigo amante de los pecaríes diciéndolo que son "sólo cerdos", pero fuera de la broma la realidad es muy distinta. Para empezar, los pecaríes son exclusivamente americanos, mientras que los suidos son del viejo mundo. Osteológicamente los pecaríes tienen diferencias con los cerdos, poseen fusionados los huesos del antebrazo (radioulna), los huesos de la palma de sus patas se fusionan en la parte cercana al tobillo y muñeca, el oído pasa por un canal óseo oculto entre los huesos del arco cigomático y sus caninos son rectos y en la maxila tienen un surco especial para guardar el canino inferior, nada de esto está presente en los cerdos. Hoy en día, sólo quedan 3 especies (en tres géneros) de pecarí vivientes, pero en el pasado eran más diversos.

Algunas características de los pecaríes. Fotografías de Klaus Rassinger, Harry Pristis y Museum Victoria.

El registro fósil de los pecaríes incluye al menos 17 géneros diferentes, de los cuales, Platygonus (el pecarí de cabeza plana) fue uno de los más exitosos, abarcando un rango temporal de al menos 7 millones de años. Existen varios trabajos de sistemática de pecaríes, pero en los grupos más derivados (que incluyen a las especies modernas y al pecarí de cabeza plana) existen resultados contradictorios que no colocan a Platygonus en una sede más o menos fija. Necesitábamos ADN lo suficientemente completo para terminar aquello que la morfología no pudo completar. Y en este año, se publicó el primer estudio de sistemática filogenética con ADN mitocondrial (ese que se hereda vía materna) que incluía al pecarí de cabeza plana Platygonus compressus.

Rangos de distribución de pecaríes modernos, sitios con pseudofósiles de pecarí de cabeza plana (puntos) y sitio del que proceden los restos de los cuales se obtuvo ADN antiguo de pecarí (marcado con una x). Modificado de Perry et al. (2017).

El estudio apunta varias cosas interesantes. Por ejemplo, el tiempo de divergencia entre el linaje de los pecaríes modernos y del pecarí de cabeza plana es más antiguo de lo previamente sospechado, pues data del Mioceno temprano, hace unos 22 millones de años. Además, si los pecaríes modernos tienen un origen sudamericano (como sugieren diversos estudios), entonces estos pequeñines invadieron América del Norte muchísimo antes de que existiera el Istmo de Panamá, hace unos 17 millones de años¡vaya nadadores que resultaron! Y finalmente, el tiempo de divergencia entre pecaríes de collar de Norte y Sudamérica también es bastante alto, pues compartieron un ancestro común hace unos 5.5 millones de años. Habría que reconsiderar eso de que son una única especie.

Cladograma de relaciones de parentesco entre varios artiodáctilos (sí, las ballenas son artiodáctilos) según lo descubierto con ADN mitocondrial. Hipopótamo, orca y facóquero por Satoshi Kawasaki. Jabalí barbudo por Coenraad Jacob Temminck. Pecarí de collar y de labios blancos de Michigan Science Art. Pecarí del Chaco por Fiona Reid. Pecarí de cabeza plana del Museo George C. Page. Figura modificada de Perry et al. (2017).

Ahora la duda me consume... ¿Que pasaría si se extrae y analiza ADN mitocondrial antiguo de Mylohyus (otro de mis pecaríes favoritos)? ¿Qué cosas nuevas aprenderemos esta vez? Espero que como este, en el futuro aparezcan más y más estudios sobre pecaríes extintos y podamos entender más de la evolución de estos "no cerdos" americanos.

Fuente:
Perry, T., van Loenen, A. L., Heiniger, H., Lee, C., Gongora, J., Cooper, A., & Mitchell, K. J. (2017). Ancient DNA analysis of the extinct North American flat-headed peccary (Platygonus compressus). Molecular Phylogenetics and Evolution, 112, 258-267.

Paleoficha: Titanoides

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Nombre común: No tiene.

Nombre científico: Titanoides primaevus (ti-ta-noi-des   pri-me-vus).

Significado del nombre: "Con forma de titán de los primeros tiempos".

Descrito por: el paleontólogo estadounidense James William Gidley en 1917*.

Grupo taxonómico: Pantodontos (suborden Pantodonta), del orden Cimolesta, mamíferos considerados como el grupo más basal de los placentarios verdaderos y a veces, como el grupo externo a los placentarios verdaderos.

Reconstrucción del esqueleto de Titanoides primaevus, compuesto de varios especímenes. Tomado de Simons (1960).

Rango temporal: Paleoceno medio, edad de mamíferos terrestres del Tiffaniano, aproximadamente entre 61 y 56 millones de años.

Encontrado en: Canadá y norte de Estados Unidos.

Conocido a partir de: diversos restos dentales, craneales y postcraneales, un resumen de lo conocido para este mamífero lo podemos apreciar en el esqueleto de la figura 1.

Reconstrucción artística de Titanoides primaevus por Julio Francisco Garza Lorenzo. Visita su página en Julius ART. La escala está basada en cráneos de Titanoides y en el esqueleto de Simons (1960). La apariencia del animal está basada en su constitución muscular (ampliamente infravalorada por la mayoría de las reconstrucciones de la red). Decidimos no hacerle un rinario (nariz) de mamífero placentario, sino una mezcla entre esta y la de los marsupiales, por su cercanía a la base del árbol de los placentarios.

Curiosidades: Su nombre hace referencia a dos cosas, primero a que cuando se describió era el mamífero más grande conocido del Paleoceno, hoy sabemos que eso no es cierto y que otros parientes de este bicho, como Coryphodon eran aún mayores. Y segunda, el epíteto "primaevus" es relativo a que pertenece al Paleoceno, que es el inicio de la era de los mamíferos (Cenozoico). Hubo un tiempo en el que se pensó que los pantodontos estaban relacionados a los ungulados (mamíferos con pezuñas como los caballos y las vacas). Por ejemplo, cuando T. primaevus fue descrito, se pensaba que este mamífero estaba emparentado a los titanoterios, el grupo conocido comúnmente como "brontoterios", perisodáctilos con apariencia superficial de rinoceronte. Debido a esto, muchas reconstrucciones muestran a Titanoides como una especie de caballo con cara de oso. Con el paso del tiempo y con nuevos estudios, se concluye que los pantodontos no eran parientes de los ungulados y que en su lugar o son placentarios basales o bien, se encuentran en un grupo intermedio entre los placentarios y los marsupiales (pero más afín a los placentarios). La dentición de Titanoides es completa (3 pares de incisivos, 1 par de caninos, 4 pares de premolares y 3 pares de molares), lo que sugiere que su dieta no estaba compuesta ni enteramente por plantas, ni por animales. Es altamente probable que Titanoides fuera un generalista y que aprovechara toda una variedad de recursos que podía encontrar en los bosques tropicales del Paleoceno. Que dicho sea de paso, existían tan al norte como en Groenlandia, el mundo en el que vivió este mamífero era un gran bosque tropical.  Titanoides es el único pantodonto con dientes de sable. Estos dientes no parecen haber sido usados para cazar y en su lugar, se piensa que pudieron haberle servido con fines de exhibición y despliegue sexual, desgraciadamente, se conocen pocos cráneos y no se han encontrado ejemplares sin caninos gigantes (las presuntas hembras en la hipótesis de los caninos como despliegues), lo que parece debilitar esta hipótesis. El género Titanoides contiene al menos cinco especies válidas de las que T. simpsoni es la más vieja, remontándose al inicio del Paleoceno. Todas estas especies caen en una familia única: Titanoideidae.

*Descripción original: Gidley, J. W. (1917). Notice of a new Paleocene mammal, a possible relative of the titanotheres. Proceedings of the United States National Museum, 52(2187): 431-435.


Literatura adicional consultada: Simons, E. L. (1960). The Paleocene Pantodonta. Transactions of the American Philosophical Society, 50(6), 3-99.


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